Cuando Orietta Llauca se tituló de abogada, iba a cumplir tres años litigando a favor de una comunidad indígena que se sentía atacada por una empresa salmonera; esta causa marcó su compromiso no solamente con la defensa de su pueblo –Nación Mapuche- sino también con su territorio y los recursos del mismo.
Por ello, desde el año 2013 su participación legal en estos litigios ha ido en aumento, así como el número de comunidades y personas que llegan a solicitar su asesoría para contrarrestar el accionar de diversas empresas como, por ejemplo, las forestales, con quienes lidian por reivindicaciones territoriales ancestrales.
En ese contexto, conversamos con Orietta Llauca para saber más detalles acerca del difícil momento que sufren los defensores territoriales que les ha significado vivir bajo amenazas y amedrentamientos, actos que también incluyen la desaparición de Julia Chuñil.
Sabemos que has sido víctima de amenazas y que sufriste un atentado incendiario que destruyó tu oficina. ¿Cómo has podido enfrentar toda esta situación, pensando en lo que pasó con Julia Chuñil y su desaparición?
Julia era una persona que estaba amenazada por su resistencia a firmar o acceder a algunos proyectos y no es solamente que tenía ‘una disputa de terreno con un vecino’, sino que detrás también hay una forestal; estas empresas son contrapartes habituales de nosotros, quienes defendemos la tierra. En otras partes también lo son las inmobiliarias y las salmoneras las que utilizan las peores prácticas para intimidar porque lo primero que hacen es asesinar tu imagen… te la destruyen. Yo no he quedado sin trabajo porque soy abogada y hago ejercicio libre de mi profesión, lo que afortunadamente me confiere algunos pesos que me permiten establecer medidas de seguridad, pero la lamien no…Julia hacía todo a pie y por cuenta propia. Entonces, el riesgo de que en cualquier momento desconocidos la pudieran abordar era inminente.
Y el asesinato de imagen cuestiona tu credibilidad…
Sí, y también está ligado con los tentáculos del poder, los que, finalmente, están todos bajo un solo alero que es este capitalismo perjudicial. Y me refiero a muchos organismos públicos en los que se lidia con la corrupción misma. Nosotros hace rato que conocimos la corrupción y sabemos de dónde viene, pero como a una le han asesinado la imagen que ya estuvo con avisa, no te creen cuando vamos a hacer denuncias por las amenazas… Prácticamente tenemos que convencer al carabinero de que no estamos mintiendo para que dejen constancia de la denuncia, pero muchas veces los afectados se devuelven porque en lugar de escucharles se burlan de ellos. En mi caso, yo he tenido que hacer valer mi posición de abogada y obligarles a dejar constancia, pero no todos los defensores territoriales son abogados y, claro, no conocen las obligaciones que tiene el funcionario al momento de tomar la denuncia… Como le decía, muchas veces empiezan a dar vuelta la situación y empiezan a hacer sentir a la lamien que son ellos quienes han cometido delitos y se van antes que los detengan.
Defensores territoriales y el Acuerdo de Escazú
Ver Video
INFORME ORIETTA LLAUCA HUALA.doc TERMINADO (3)
¿Y tu trabajo como abogada lo desarrollas bajo alguna organización, entidad o actúas de manera independiente?
El compromiso del defensor territorial que desarrollamos dista mucho de lo que son las fundaciones, que hacen un trabajo importante y se valora, pero hay una diferencia: ellos son escuchados cuando se reúnen con el gobierno, en cambio a nosotros no nos oyen; a nosotros nos persiguen y acosan… a mí me incendiaron la oficina, me han incautado mis cosas; ese tipo de cosas se vive cuando se es defensor territorial acá y en otros países. Quienes somos defensores territoriales no somos parte de ninguna orgánica porque el tipo de lucha que desarrollamos no es aceptada por las fundaciones, ni tampoco por el acuerdo de Escazú, ya que nuestras formas de luchar no son consideradas pacíficas, porque si bien una parte de nuestro trabajo es la abogacía, también nosotros desarrollamos la defensa fáctica del territorio, lo que significa que si hay que protestar en terreno, tenemos que estar. Supón tú, si hay que sacar una máquina que está destruyendo un río, nosotros vamos, levantamos e implementamos la defensa táctica en el lugar donde éste se está interviniendo a fin de que eso no continúe, mientras se espera —-con regular esperanza — que los tribunales de justicia puedan resolver algo que pudiese proteger a ese río. Entonces, ese trabajo que nosotros realizamos no lo validan las fundaciones ni el acuerdo de Escazú, que en su protocolo dice que ‘va a proteger a los defensores ambientales pacíficos’, y como nosotros protestamos, vamos a las zonas en conflicto y expulsamos a quienes están dañando el territorio, no cabemos en dicho acuerdo. Muchas veces ingresamos a predios sin autorización y, por lo mismo, nos ha tocado enfrentar causas por violación demorada, pero tú comprenderás que nadie que está destruyendo un río nos va a abrir la puerta para ir a buscar la prueba y comprobar que están cometiendo un delito. Ese es nuestro trabajo como defensores territoriales; no somos de andar escribiendo libros con lo que hacemos ni andar haciendo ferias con lo que hacemos ni ir a los colegios mucho menos nos aceptarían en los colegios-—, pero nuestro trabajo es en el territorio y eso no es bien visto incluso por algunas fundaciones. No nos interesa que se pongan a escribir de lo que nosotros hacemos, cuando en realidad en los momentos más difíciles nosotros estamos solos; nos apoyamos entre nosotros y ese es el tipo de defensa que nosotros hacemos. Ahora estamos defendiendo el río Maullín junto a una comunidad indígena familiar a la que pertenezco porque una empresa quiere desviar su cauce y con eso va a matar un humedal y un estero, entonces, ahora nos toca asumir la defensa. Llevamos mucho tiempo en trámites judiciales y los tribunales retardan y retardan las resoluciones, por lo que vamos a tener que hacer una vigilancia constante y es probable que seamos perseguidos por los marinos y que nos intenten detener, pero ese es el resultado de los tentáculos que tienen contra quienes luchamos. Están ahí, arraigados, como lo vimos con Hermosilla; por lo tanto, si nosotros esperamos 67 veces durante un año que el Tribunal Ambiental resuelva lo del río Maullín, ya estaría destruido…no nos queda otra alternativa que tirarnos nomás. Todo esto los jueces lo saben, pero los jueces no acogen los recursos de protección, entonces, aunque tú le lleves toda la prueba, siempre la respuesta es una sola y que indica que la empresa ‘tiene todos los permisos sectoriales’, entonces la Corte que dice que actuó con los permisos debidos y rechazan el recurso…y adivina, ¿quiénes le dieron los permisos? Ahí está el foco de la corrupción. Hace bastantes años que Chile está obligado a que cada cosa que resuelvan los tribunales debe incorporar de suyo los tratados internacionales, pero uno los invoca y hay jueces que ni siquiera se pronuncian. En esa negación siguen su camino como si tú no existieses, como si en el juicio solamente estuviese la parte contraria. En mi caso, mis alegatos en la corte de Valdivia los han omitido… ni siquiera me han puesto en el acta que yo he alegado. Entonces, no queda otra que la defensa fáctica porque hay que salvar y cuidar nuestro territorio. Ese el trabajo que nosotros hacemos y por eso es que nos quieren hacer desaparecer.
Esto mismo debe significar para ustedes todo tipo de amenazas.
Por supuesto. La primera amenaza de muerte le llegó a mi hijo el año 2022 y de ahí no han parado ; tengo un informe que yo hice de las amenazas que he recibido y que envié a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para pedir protección, porque acá dentro de nuestro país no se investiga: las denuncias se archivan. Y como tampoco allá tuvimos eco, entonces nosotros tenemos que tener aliados que luchen igual que nosotros para protegernos, aliados que estén con la misma perspectiva de lucha, las fácticas, como digo yo, que son las más efectivas. Y es que defendemos a la tierra y por eso nos toca defendernos de muchas situaciones generadas no solamente desde el poder político, sino también por el capitalismo… Por eso peleamos acá con forestales, con las mineras y las inmobiliarias; es el propio sistema el que nos persigue, esa es la vida de un defensor de la tierra.
¿Y han establecido algún sistema como de autocuidado o de protección en caso de que se sientan muy amenazados?
Sí, estamos obligados a eso, al autocuidado. Tenemos establecidos refugios y cuando sabemos que estamos amenazados, vamos hacia allá; son espacios con personas que saben lo que hacemos. Por ejemplo, el incendio de la cabaña donde funcionaba mi oficina ya estaba anunciado desde el año pasado, solo que no sabía en qué momento ocurriría. Cuando llegó esa amenaza que sí te intimida, en ese momento nosotros no nos quedamos a dormir en esa casa. Así es que, mientras logramos controlar el temor que nos generó la amenaza, nos vamos a un refugio.
Son altas las consecuencias por su forma de enfrentar la destrucción del territorio…
Sí, pero hay que actuar de facto; este es el único camino a seguir para combatir -en este momento- este modelo, porque los tribunales no te dan garantías de nada, o sea, uno como abogado, conozco ambas líneas, ambos lados y te das cuenta. Uno usa las herramientas que establece el legislador de este país; por ejemplo, yo presenté una demanda por daño ambiental defendiendo los humedales a Valdivia y pedí las medidas cautelares para que se decrete de inmediato la paralización de la obra, pero no…pasa el tiempo y al final, nosotros tuvimos que ir a protestar al Tribunal Ambiental de Valdivia para que se digne a resolver mi escrito donde yo estaba solicitando aquello. Y recién allí lo resolvió y accedió a la medida cautelar, pero pasó un mes y tuvimos que viajar de Puerto Montt para protestar y colocar un recurso de protección. Entonces, estamos lidiando contra un sistema donde desborda la corrupción y nos toca sobrevivir, pero como nosotros somos defensores del alma, nos nace del alma defender el territorio, pues nadie nos formó, no nos vamos a rendir. A nosotros nos dicen estar atacando este río o este bosque y, a la hora que sea, nosotros nos movilizamos y vamos a detener su destrucción.