El martes 7 de enero visitó el Parque por la Paz una delegación del colectivo de ex prisioneras y prisioneros que gestionan el sitio de memoria de Tres y Cuatro Álamos: uno de los principales campos de concentración establecidos por la dictadura tras el golpe de Estado. Este encuentro se gestó a raíz de la visita que hicieron al campo de concentración, a comienzos de noviembre de 2024, trabajadoras, trabajadores y directores de la Villa Grimaldi, con el objetivo de fortalecer la unidad y el intercambio de experiencias entre los sitios de memoria.
La visita de Tres y Cuatro Álamos a Villa Grimaldi contempló la participación en un recorrido pedagógico con enfoque de género, a cargo de la ex prisionera Soledad Castillo y la educadora Francisca Insunza y una asamblea final donde surgió la idea de formalizar la relación de colaboración entre ambos sitios de memoria mediante la firma de un convenio de colaboración.
De recinto religioso a campo de concentración
Originalmente, entre 1955 y 1971, el recinto de Tres y Cuatro Álamos fue la sede del Seminario de los Oblatos de María Inmaculada; y luego, durante los años de gobierno de la Unidad Popular, fue adquirido por el Estado con el propósito de establecer en él unhogar de menores bajo administración de la policía de Carabineros, hasta 1974, año en que la dictadura lo convierte en campo de concentración para opositores: Tres Álamos para prisioneros en libre plática y Cuatro Álamos para prisioneros en régimen de aislamiento y para la recuperación de los recién traídos desde los cuarteles de secuestro y tortura como Villa Grimaldi. Ambos recintos mantenían una estrecha relación, en tanto un número significativo de secuestrados eran derivados hacia el campo y desde ahí liberados, enviados al exilio o repartidos hacia otros recintos de secuestro y tortura para su desaparición.
En 1976 el recinto dejó de funcionar como campo de concentración de adultos, para mutar a recinto de reclusión de menores infractores de ley. Al albergar a prisioneros en libre plática, facilitó el impulso de diversas iniciativas culturales entre los y las presas: desde la escritura de cartas para los familiares, confección de artesanías, cursos de diversas materias, hasta la organización de coros, forman parte de una rica herencia que debe ser recopilada y mostrada a las generaciones futuras.