Bajo el lema “No nos robarán la esperanza”  casi medio millar de personas protagonizaron una nueva versión del Vía Crucis Popular, que todos los viernes santos  peregrina al Parque por la Paz Villa Grimaldi. Como en ocasiones anteriores se dieron cita comunidades religiosas de diferentes barrios de Santiago, tanto católicas como protestantes y organizaciones de derechos humanos como el Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo. 

Durante la marcha hacia Villa Grimaldi, se realizaron varias “estaciones” en las cuales se reflexionó sobre diversas problemáticas  como el uso y propiedad del agua; el reclamo de pueblos originarios sobre sus territorios ancestrales; la militarización del territorio mapuche; la libertad a los presos políticos y el genocidio que el ejército de Israel está cometiendo en Palestina. 

Ya en el interior del Parque por la Paz, la comunidad de amigos del fallecido cura obrero Mariano Puga pudo concretar la voluntad del sacerdote, de esparcir en el sitio de memoria parte de sus cenizas, ceremonia que fue acompañada por sobrevivientes de Villa Grimaldi y se efectuó en un marco lleno de emoción y recogimiento por parte de los asistentes.

La asistente social Rosa Elvira Lizama, sobreviviente de Villa Grimaldi, esparce las cenizas

Luego de esparcir las cenizas de Mariano Puga los peregrinos se trasladaron al Teatro por la Vida del sitio de memoria , donde intervino, entre otros, Alejandro Núñez, presidente del directorio de la corporación que gestiona el Parque por la Paz. El dirigente recordó el importante rol que desempeñaron en la recuperación de Villa Grimaldi las comunidades cristianas de base, católicas y protestantes, religiosos, religiosas y sacerdotes, destacando entre ellos a los curas José Aldunate y Mariano Puga. 

A continuación Núnez relató su experiencia como ex prisionero del ex cuartel de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).”Doy mi testimonio ante ustedes por el futuro -manifestó-, en cuyo horizonte aparecen signos de retrocesos. La ideología detrás del cuartel Terranova, esa lógica de la guerra a muerte contra el enemigo interno, no se extinguió con la transición. Y ese enemigo somos nosotros y cualquier chileno que luche y se organice por sus reivindicaciones”. 

Núñez finalizó su intervención con un llamado a luchar  contra el negacionismo, la relativización de las violaciones a los derechos humanos y la impunidad, “que abren camino a nuevos cuarteles Terranova”.

Al finalizar la actividad, Patricio Vejar, activista en derechos humanos y uno de los organizadores del Vía Crucis, manifestó su alegría porque “toda la actividad fue muy emocionante y ladespedida de Mariano, aquí en la Villa, fue muy relevante. Su vida fue una vida de muchos matices y muchos lugares tenían gran significado para él, pero en particular este parque -a raíz de su pasado- le permitió, por un lado, conocer la miseria humana, pero por otro lado, también la solidaridad entre quienes están padeciendo”. 

“Traer las cenizas de Mariano a Villa Grimaldi hará que siempre esté presente. Las comunidades que les visiten o cualquier persona sentirá que aquí está presente Mariano, en este parque que tiene elementos de contenido espiritual muy profundo para nosotros los cristianos y que sigue siendo un espacio por y para los derechos humanos, por la vida y por la justicia”, concluyó Patricio Vejar.