Todos le reconocen el rol que cumplió en la restauración de la unidad sindical y en la fundación de la Central Única de Trabajadores a comienzos de los años 50 del siglo XX, pero poco se sabe de las diferencias que comenzaron a corroer la unidad lograda, llegando al extremo de ser expulsado de un congreso de la Central. En esta circunstancia, Clotario pudo haber quebrado a la organización, pero prefirió renunciar y guardar silencio para salvar la unidad de los trabajadores.
En uno de los patios del Cementerio General se encuentra este mausoleo donde reposan los restos del sindicalista Clotario Blest Riffo, fallecido el 31 de mayo de 1990 a la edad de 91 años. A propósito de los recorridos que se efectuaron hace pocos días por el Día de los Patrimonios, no sería mala idea crear una ruta vinculada al movimiento sindical, tan ninguneado en estos tiempos, enlazando el mausoleo de Clotario con las tumbas de Luis Emilio Recabarren y las de sindicalistas más contemporáneos como Tucapel Jiménez o Manuel Bustos, abarcando así gran parte de la historia del movimiento obrero y el movimiento popular del siglo XX y comienzos del XXI, uniendo las historias de luchas sindicales y sociales de principios del siglo pasado con las dadas durante la dictadura cívico militar.
Los participantes de esta hipotética ruta que comenzaría en la tumba de Clotario, conocerán a un hombre con una gran capacidad de organizar y movilizar a multitudes, encabezando huelgas y manifestaciones por las cuales se ganó casi dos decenas de encarcelamientos en el cuerpo, por ser considerado un peligro para la seguridad del Estado, aunque en realidad era un hombre profundamente religioso y admirador de Gandhi y sus métodos de resistencia no violentos.
Es este hombre, convencido de la necesidad de restaurar la unidad de los trabajadores, quien logra encabezar una corriente unitaria en el sindicalismo chileno, lo que finalmente se traduce en el año 1953 en la fundación de la Central Única de Trabajadores (CUT).
Bajo la conducción de Clotario Blest, la Central protagonizó múltiples jornadas de lucha en demanda de mejores condiciones para los trabajadores y, especialmente, en el tema de sueldos y salarios, desvalorizados constantemente por la inflación. Sin embargo, tras el fracaso de un llamado a un paro nacional convocado el día 28 de agosto de 1961, se generó un ácido disenso que enfrentó a Clotario y sus seguidores contra otros sindicalistas de izquierda, situación que llegó a un punto tan alto de descomposición que Blest resultó agredido y debió abandonar el local donde se realizaba un congreso extraordinario de la CUT.
El fantasma de la división surgió nuevamente, pero Clotario no lo dejó operar emitiendo su renuncia indeclinable, cerrando el debate con la siguiente afirmación: “La unidad es la mejor arma de los trabajadores. No seré yo quien le ponga piedras y palitos en su camino a la clase trabajadora. En nombre de esa unidad renuncié a plantear ante ustedes los fundamentos de mi renuncia como presidente de la Central Única de Trabajadores”.
En nuestros días, es imprescindible traer al presente a figuras como las de Clotario Blest Riffo, quien en tiempos más duros y con menos recursos, siempre tuvo como valor la defensa y unidad de las y los trabajadores, a quienes siempre dedicó sus palabras y mensajes que hasta hoy perduran.
“Y la acción y el ejemplo arrastra mucho más que la palabra
Libertad, Justicia y Fraternidad
Hacer el bien a todos los que sufren
No hacerle el mal a nadie
Sólo atacar a quiénes atacan a los trabajadores
¡No se desalienten nunca!
Tendrán que tener a veces pequeñas derrotas, no, sí
¿cuántas derrotas no hemos sufrido nosotros?
Ahora ya llevo más de diez años en la misma tarea
sin resultado alguno, porque aún la pudedumbre es mucho más grande que antes
No se desalienten jamás, sigan adelante en esta lucha
especialmente en las poblaciones, donde está más, hay más pobreza…”