Las víctimas de la ofensiva militar de Israel se acercan a las 50 mil, en su mayoría civiles y un número significativo de niños. La muerte de estos miles de gazatíes configura una acción genocida donde a los muertos por disparos de artillería, bombas de aviación y misiles se suman los que mueren por la aplicación de políticas que provocan más muertes, como el bloqueo a las ayudas en medicinas, agua y alimentos.

Patricio Brodsky, sociólogo argentino, experto en el tema, quien visitó Villa Grimaldi a comienzos de enero, califica de genocida a políticas que frustran procesos de inversión y creación de empleos o la controversial medida del gobierno de Milei que dejó sin medicamentos a enfermos de cáncer que no pueden pagarlos.

Para Brodsky el negacionismo, otra palabra en boga en estos tiempos, “no es una forma de recordar tergiversando la historia, sino que, en la concepción de la teoría del genocidio, el negacionismo es la última etapa de la perpetración». Es decir, una persona negacionista no es necesariamente colaboracionista, sino que es perpetradora. Por este mismo motivo las leyes en Europa penalizan el negacionismo del Holocausto y del genocidio armenio», aclaró el sociólogo.

La maqueta de Villa Grimaldi

Celda «Casa Corvi»