A través de la plataforma Change.org, la familia Ayress Moreno impulsa una campaña de firmas para tratar de impedir el indulto presidencial al médico Vittorio Orvieto Teplizky, agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) actualmente encarcelado en el penal de Punta Peuco. Orvieto fue condenado por su participación en secuestros, desapariciones forzadas y torturas efectuadas al interior del Regimiento de Ingenieros Militares de Tejas Verdes (*).

Una de sus víctimas fue Carlos Orlando Ayress Moreno de solo 16 años, torturado en Tejas Verdes junto a su hermana Luz de las Nieves Ayress Moreno y a su padre Carlos Orlando Ayress Soto. El ex prisionero identifica a Orvieto Teplizky como su torturador: “fue quien me torturaba a mi y a mi hermana Luz de las Nieves con quien se ensañaron hasta más no poder, mi padre sufrió doble porque me torturaban a mi y mi hermana delante de él, también él pasó por las manos de este y otros criminales que hoy se encuentran presos cumpliendo condena en Punta Peuco”, señala

Carlos rechaza enérgicamente la posibilidad que el médico torturador sea indultado: “Hoy este criminal pide y piden sus familiares  indulto y clemencia por su estado de salud y edad. Pero por sus manos pasaron mujeres jóvenes y niños, personas mayores  sin diferencia que ellos torturaban y asesinaban. Los crímenes contra los derechos humanos son crímenes de lesa humanidad, no prescriben, no benefician de indultos ni son amnistiables según las leyes de Chile y la convención de derechos humanos de las Naciones Unidas. Es importante que todas las organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, así como el pueblo de Chile se movilicen para que no sea aceptado este indulto”, culmina el músico Carlos “Tato” Ayress.

 Familia Ayress Moreno lanzó esta petición dirigida para El presidente de la república de chile y 2 otros/as

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(*) El Regimiento de Ingenieros Militares de Tejas Verdes, bajo el mando del coronel Manuel Contreras, fue la cuna y principal escuela de entrenamiento de torturadores de la DINA. Las aberraciones practicadas en su interior generan repulsión y constituyen un estigma que no ha podido sacudirse pese al tiempo transcurrido. En noviembre de 2019, en el contexto de la revuelta social, la unidad militar fue atacada por una masa de pobladores que incendiaron un vehículo y destruyeron parte de sus dependencias.