Raúl Flores fue secuestrado desde su hogar el siete de enero de 1975, a la edad de veintidós años, y en ese entonces estaba estudiando periodismo en la Universidad de Chile. Tras ser trasladado por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) permaneció durante dos semanas en el cuartel Terranova, actual sitio de memoria Parque por la Paz Villa Grimaldi. En ese momento él era militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

En la actualidad tiene sesenta y siete años, es periodista y trabaja en la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU), y consultado sobre la experiencia de su prisión política, señala que “es difícil imaginar, incluso para mi, volver a imaginar no sólo el contexto, sino que el estado ambiente de un centro de tortura, y de un centro de exterminio como fue Villa Grimaldi, y posicionarme y volver a mirar hacia atrás, hacia la celda de un metro cuadrado, o a esa otra de un metro y lo duro de esos momentos“.

A pesar de esa dureza, explica Flores, “de la situación en que nos encontrábamos al llegar, intentábamos construir un nosotros nuevamente, para enfrentar la dispersión, la agresión, y el exterminio que te aplicaba el represor. Esa idea de un ‘nosotros’, para apoyarnos en esas situaciones, es lo que perdí en el tiempo, y por eso tú recuerdas tanto, a quienes estuvieron contigo, y podría nombrar a muchos…“.

Pero la de Raúl Flores no es una mirada nostálgica, y por eso señala que “esa idea de construir, a pesar de esas condiciones, un ‘nosotros’ en esa situación tan dura, tiene un tremendo valor, y recordarlo hoy día, tiene mucha significación, sobretodo en contextos como el que vive nuestro país, a partir del 18 de octubre, cuando tu ves que la gente, la juventud, concurre a las plazas también, y a las calles a construir un nosotros… un nuevo nosotros para poder enfrentar las dificultades. Creo que eso es lo que está presente hoy día, y ese es el valor de recordar“.

Quizás por eso mismo, Raúl Flores, se pregunta “¿qué valor tiene recordar esos lazos de solidaridad construidos en situaciones tan difíciles? y ¿qué sentido tiene volver a mirar la historia pasada de cada uno de nosotros hoy día?“. Para responderse que “ es la necesidad de mirar la historia para atrás, no con la nostalgia, sino con el desafío de volver a construir una historia y volver a construir un nosotros“. 

Y concluye reflexionando que “ese es el valor principal de la memoria en los tiempos actuales, incluidos los tiempos de pandemia, cuando tu vez que las condiciones de injusticia, que llevaron a la construcción de la experiencia de la Unidad Popular son tan relevantes, y cómo las situaciones de injusticia posteriores obligaron a jóvenes, mujeres, hombres, a trabajadores a volver a construir un nosotros para terminar con ellas, y cuando ves que estas tareas siguen pendientes aún hoy día“.